Las palomas mensajeras
Reseña del libro
En esta obra que suma a una larga serie dedicada a los niños y jóvenes, Silvia Álvarez entrega su mirada particular de un mundo en el que la protagonista se juega la vida en cada juego. Página tras página, la historia marca un sendero real de reconocimiento y práctica de los derechos humanos, como experiencia maravillosa desde la primera edad.
Una particularidad frecuente en su obra es la palabra como protagonista: junto a la niña viven y vibran las voces nuevas con las que va descubriendo y construyendo el mundo. Los cuadernos megus y nomegus son su original vínculo sensorial y afectivo con las letras. Así, va nombrando lo que conoce y reconociendo su identidad.
Asistimos no sólo la cotidianidad sembrada de aventura de Catalina sino también a su propia escritura, en un juego de cajas chinas: cuadernos, anotaciones, cartas y cuentos aparecen como hojas en la enramada del relato en primera persona.
Es apasionante acompañar a Catita en los treinta y tres pasos de su viaje con la abuela Cele, el gallinero, las fotos, los cuentos que curan, la amiga del alma Juanita, los padres ausentes, la tía Elvira, Sarita y sus varones, la pensadera, la vecinita Yuly, el exilio, las expediciones al fondo, el hermanito Agustín, la melancolía, los disfraces, el baile con los fantasmas, los mil besos, la Serra mala y las señoritas buenas, los vientos furiosos, el avión del encuentro familiar y… todo, todo sostenido por las alas de sus palomas, en un vuelo mensajero entre la prosa y la poesía.
Alicia D. Pepa